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Spanish Book Publishers permite a las familias explorar su propia imaginación, construir sueños junto con sus hijos y conectarse con una comunidad de lectores y amantes de los libros de habla hispana. ¡Es por eso que nos ENCANTARÍA saber de usted!
Aquí están nuestros Primeros recuerdos con libros
Ahora esperamos que compartas tus historias con nosotros...
Mi primer recuerdos con libros
escrito por Keili
Mi primer recuerdo con libros fue a la edad de 5 años cuando en mi hogar encontraba libros ilustrados que contenían historias de la biblia. Me gustaba mucho mirar las imágenes coloridas y de esa manera me acordaba de las historias que me contaban cuando me reunía con el grupo de niños de mi iglesia donde asistía en mi infancia.
Me acuerdo que, en mi casa, además de los libros con historias de la biblia, también habían enciclopedias. Siempre que abría la enciclopedia, me enfocaba en páginas que contenían ilustraciones coloridas. Es así como a esa edad elegía los libros de mi preferencia, basado en las ilustraciones que cautivaran mi atención. Sin embargo, no fue hasta que estaba en segundo grado que me comenzó a interesar la lectura. Esto fue debido a una maestra que, como parte de un proyecto, me estimulo a crear una historia corta. Además, en la escuela comencé a visitar la biblioteca y obtener libros prestados que me pudiera llevar a mi casa y así continuar leyendo. Ayudaba a mis primos a que, como parte de sus asignaciones en su clase de inglés, debían resumir lo que leían del libro. Debido a que yo podía entender y hablar inglés, ellos acudían a mí para que yo les brindara ayuda y les resumiera el libro. Fue así que tuve exposición a libros que de otra manera no hubiese leído. Entre esos libros estaba el libro “The Babysitter’s Club” el cual luego seguí leyendo la serie completa. La lectura es un tesoro y es algo que quiero siempre inculcar a mis hijos ya que trasciende de generación a generación.


Mi primer recuerdos con libros
escrito por Kayla
Mi primer encuentro continuo con los libros tuvo lugar cuando empecé a ir a la escuela a los 5 años. Aprendí rápidamente a leer y comencé a acaparar libros. Me pasaba horas sentada en un sillón en la sección infantil de la biblioteca pública leyendo un libro tras otro. Como comencé a explorar libros después de los cinco años, nunca leí libros ilustrados. Comencé con los libros de capítulos y me encantaban los misterios y las aventuras de The Hardy Boys, Nancy Drew Mystery Stories y The Bobbsey Twins. No me cansaba de leerlos. Cuando quería reírme a carcajadas, leía Amelia Bedelia, Pippi Longstocking y Sideways Stories from Wayside School. Los bibliotecarios me dejaban disfrutar de los libros a mi manera, sin interrupciones. No recuerdo haber tenido mis propios libros cuando era niña, pero tenía acceso ilimitado a los libros ya que mi familia vivía cerca de la biblioteca.
Mi bisabuela, que fue una de mis principales cuidadoras, nació durante la primera década de 1900. No tuvo educación y vivió toda su vida sin aprender a leer ni a escribir. Sin embargo, era una narradora impecable. Cuando hablaba, todo el mundo se detenía a escucharla. Su tono, su volumen y el uso de gestos físicos nos hacían estar pendientes de cada una de sus palabras. Hablaba con pasión y convicción. Utilizaba las palabras para evocar la emoción. Daba detalles descriptivos que nos hacía sentir como si fuéramos los personajes que vivían las historias. En mi opinión, ella era lo mejor que existía. No tenía televisión y, cuando estábamos cerca de ella, sus historias mantenían nuestra atención durante horas y horas. Le debo a mi bisabuela mi amor por la lectura y mi aprecio por las grandes historias. Al día de hoy, sigo prefiriendo un buen libro a un programa de televisión o a una película de éxito.